Hablamos del funcionamiento de las calefacciones en las comunidades, es decir, de la calefacción central.

Por ello excluiremos las calefacciones individuales. Las calefacciones se clasifican, en función del tipo de combustible que queman. Los combustibles más comunes son los siguientes:

  1. GASÓLEO: Con el gasóleo el suministro periódico del mismo se efectúa mediante   camiones cisterna que cada cierto tiempo llenan los depósitos. Para ello hay que solicitar permiso al Ayuntamiento para ocupar temporalmente una zona de dominio público. Además hay que colocar placas de aviso el día anterior. De esta última tarea se encarga, o bien el Presidente, o bien la propia empresa de mantenimiento. Este combustible es altamente contaminante, pero tiene la ventaja de que no deja residuos en la sala de calderas. Por el contrario cada 10 años hay que revisar la estanqueidad del depósito para comprobar la existencia de fugas de combustible que hagan perder gasóleo al subsuelo. Cuando la calefacción se apaga el calor todavía permanece durante minutos y su poder calorífico es muy superior al resto. La tendencia de la Unión Europea es ir eliminando paulatinamente este sistema de calefacción. Sin embargo a día de hoy todavía no hay fecha para la progresiva desaparición.
  2. GAS: Este combustible cada vez tiene más demanda, propiciado en gran parte por las ayudas estatales para la transformación de calderas de gasóleo a gas. La principal ventaja reside en que no hace falta descargar el combustible, ya que entra directamente a la Comunidad a través de canalizaciones. Es un combustible que no genera contaminación, es muy seguro y en principio es algo más asequible que el gasóleo. La desventaja principal es que tiene menor poder calor calorífico que el gasóleo, además de dejar de calentar los radiadores nada más que se paga la calefacción. Hay comunidades (es algo bastante excepcional) que mantienen un sistema híbrido, es decir parte con gasóleo y parte con gas). No en todas las Comunidades es fácil transformar la sala de calderas de gasóleo a gas. Si la ubicación de la sala de calderas de gasóleo es en una planta inferior a la menos 1, exige que se haga en la azotea, con el consiguiente problema que conlleva.
  3. BIOMASA: Esta fuente de energía tuvo una eclosión importante hace 10 años, debido a que era la energía más respetuosa con el medio ambiente. El combustible de biomasa está compuesto por restos de cáscaras y leños que existen en el bosque. Son como “cápsulas concentradas” llamadas “pellets”. Tan importante fue su eclosión como su fracaso, ya que se demostró que no era un combustible adecuado para las Comunidades de propietarios, sino más bien para unifamiliares. Al igual que el gasóleo, es necesario realizar descargas, y además genera residuos importantes (escoria) que hay que tramitar.

Atrás quedaron las calefacciones de carbón, las cuales se prohibieron en 2.012, a pesar que en Comunidades como la de Madrid han estado vigentes hasta 2.020.

Una vez resumido el tipo de combustible, es importante determinar los horarios y fechas de puesta en marcha de la misma.

Es sabido que cada ciudad o Comunidad Autónoma tiene unos condicionantes de temperatura que hacen que no se pueda generalizar a nivel estatal, o al menos no se debería. Aun así hay una recomendación gubernamental para encender la calefacción desde el 1 de noviembre al 31 de marzo.

Poniéndonos en la situación de nuestra ciudad (Zaragoza), es muy complicado aplicar esa recomendación, ya el factor del cierzo condiciona la temperatura, no habiendo nunca un calendario preciso de temperaturas.

Dicho lo cual, cada Comunidad de propietarios es soberana para encender su calefacción de la forma y tiempo que considere oportuna.

Calefacción en las comunidades

Los pasos a seguir normalmente son los siguientes:

  1. Propietario-s informa al Presidente de la necesidad de encender la calefacción en las comunidades.
  2. El Presidente, si así lo estima oportuno, avisa al administrador para que den la orden de encendido.
  3. La administración llama a la empresa de mantenimiento y proceden a su encendido.

De igual manera los horarios, son elegidos por los propietarios (normalmente en Asamblea y constatados en las actas).  Estos horarios van de menos a más horas, y de más a menos. Una simulación de horarios sería la siguiente:

  • Desde octubre hasta mitad de noviembre: De 16 a 21 horas.
  • A partir de mitad de noviembre hasta 31 de marzo: Horario normal completo.
  • Desde 31 de marzo hasta la fecha de apagado: De 16 a 21 horas.

Existen también unos factores que determinan que haya un mayor o menor confort dentro de la vivienda. (Teniendo en cuenta que la temperatura adecuada dentro de una vivienda en invierno es de 22 a 24 grados):

  • Orientación de la vivienda.
  • Aislamiento de la vivienda (Especialmente ventanas)
  • Edad de los propietarios.
  • Altura de la vivienda.

Las salas de calderas deben ser mantenidas por una empresa autorizada. Esta es una exigencia legal, que conlleva que cada 5 años se produzca una revisión de las instalaciones.

Por último detallaremos las dos formas de contabilizar el consumo de calefacción en las comunidades:

  1. Por enteros: En aquellas Comunidades que todavía no tengan instalados los repartidores de costes, pagan la calefacción por enteros. Es una partida dentro del presupuesto y su abono es de forma mensual, prorrateándose durante todo el año.
  2. Por consumo: En un próximo artículo hablaremos en profundidad de los repartidores de costes. Estos aparatos digitales cuantifican el consumo real del propietario. Es cierto que un porcentaje todavía se abona por enteros (aproximadamente un 30 por ciento), pero el resto, se abona por consumo. De ahí que solo se abona la calefacción en los meses de invierno, siendo el recibo durante el resto del año sensiblemente inferior.